De forma general, las especies que más mueren directamente en los incendios son las que no pueden escapar por las llamas por no tener capacidad para recorrer grandes distancias, como los pequeños mamíferos e invertebrados (conejos, ardillas, topos, reptiles, anfibios, etc.).No obstante, todos los que sobreviven al incendio corren riesgo de morir a corto plazo porque, al arder su hábitat, se quedan sin alimento y refugio, lo que, en muchos casos les obliga a desplazarse a zonas similares o acercarse a las poblaciones.
Entre las especies que tienen más fácil escapar de las llamas figuran las aves, que, no obstante, también ven comprometida su persistencia, pues pierden su alimento y sus nidos y, aquellas que están en época de reproducción, a las crías que aún no saben volar, lo provocará lo que se domina "fracaso reproductor".
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